No obstante Homero, en La Il�ada, ya la destacaba como una poderosa ciudad durante la civilizaci�n mic�nica, resaltando que fue en ella donde se produjo el factor desencadenante de la Guerra de Troya, conflicto que tanto influy� en la destrucci�n de una espl�ndida cultura y el consiguiente hundimiento socioecon�mico de Grecia, del que no se recuperar�a hasta varios siglos m�s tarde con la aparici�n de las polis. Pero comencemos por el principio.
Relatos tan antiguos que se confund�an con la noche de los tiempos afirmaban que Eurotas, hijo de Oc�ano y Tetis, dren� la ci�naga de la desembocadura de un r�o del Peloponeso y le dio su nombre. Al carecer de descendencia masculina, leg� el territorio al marido de su hija Esparta, Lacedem�n, hijo de Zeus. El territorio fue llamado Lacedemonia y la capital Esparta.
Cuatro generaciones despu�s accedi� al trono T�ndaro, casado con Leda con quien engendr� a C�stor, Polideuces (P�lux en la cultura latina), Helena y Clitemnestra, entre otros, aunque una tradici�n sosten�a que P�lux y Helena eran hijos de Zeus, quien, transformado en cisne,hab�a yacido con Leda la misma noche que su marido.
Tintoretto (1518-1594) �Leda y el cisne�. Galer�a de los Uffizi Florencia.
A�os despu�s llegaron a la corte espartana, Agamen�n y Menelao, procedentes de Micenas de donde fueron expulsados por su primo Egisto tras dar muerte al rey Atreo, padre de los exiliados.
La leyenda nos cuenta que Helena era una mujer muy bella y que una infinidad de nobles griegos aspiraban a su mano, de tal forma que Afrodita se sent�a celosa observando c�mo los hombres abandonaban sus templos para acudir cerca de Helena. Tan grande era su inquina que se propuso castigarla duramente en cuanto se le presentara la ocasi�n.
La rivalidad entre los pretendientes de la princesa espartana era muy enconada y T�ndaro, aconsejado por Odiseo (Ulises), propuso que ella eligiera el marido y que los dem�s aceptaran su elecci�n y se comprometieran a prestarles ayuda si la reclamaban. Todos juraron y Helena eligi� a Menelao.
Por aquellos tiempos, el mortal Peleo y la divina Tetis, futuros padres de Aquiles, se unieron en matrimonio y fueron invitados a la boda algunos mortales y todas las divinidades excepto la diosa de la discordia, Eris, aunque �sta se present� en el banquete con una manzana dorada en la que aparec�a la inscripci�n: �para la m�s hermosa� y la arroj� hacia el grupo que formaban Afrodita, Hera y Atenea. Las tres reivindicaron la propiedad alegando que cada una era m�s bella que las dem�s y como no alcanzaban un acuerdo, rogaron a Zeus que diera su opini�n, pero �ste, para evitar el conflicto que le supondr�a elegir entre su t�a-abuela, esposa e hija, propuso que Paris, el pr�ncipe troyano, hiciera la elecci�n.
�Eris ofreciendo la manzana de la discordia�. Jacob Jordaens. Museo del Prado.
Hera intent� que el veredicto del joven le fuera favorable asegur�ndole a cambio un reino, Atenea le ofreci� sabidur�a, fama y gloria en la batalla, y Afrodita prometi� entregarle la mujer m�s hermosa del mundo. Paris eligi� a Afrodita.
�El juicio de Paris�, Pedro Pablo Rubens, hacia 1638 - 1639. Museo del Prado.
M�s tarde y por motivos diplom�ticos, el joven tuvo que viajar a Esparta, donde fue recibido hospitalariamente por los reyes. Durante su estancia, Menelao tuvo que ausentarse para asistir al funeral de su abuelo materno en Creta y Afrodita aprovech� la ausencia para consumar su venganza, haciendo que el amor m�s apasionado naciera entre Helena y Paris. La irrefrenable pasi�n los impuls� a huir buscando refugio en Troya.
Menelao, a enterarse de la traici�n, record� el compromiso de los nobles y convoc� a los juramentados para que cumplieran la promesa. As� se inici� la Guerra de Troya y despu�s comenz� la decadencia.
Sin embargo, el relato hom�rico no est� de momento confirmado por las exploraciones arqueol�gicas y resulta m�s real creer que la decadencia de la civilizaci�n mic�nica se produjo a causa de la invasi�n doria.
Los dorios conquistaran Lacedemonia o Laconia, como tambi�n era conocida, en torno al 1100 a.C. y los habitantes aut�ctonos, Ilotas, fueron convertidos en esclavos y tratados cruelmente. Los invasores eran los �nicos ciudadanos con plenos derechos en la ciudad-estado.
Licurgo, su legendario legislador, promulg� la constituci�n del territorio, quiz� en el siglo IX a.C., estableciendo para Esparta un r�gimen militar.
Los invasores se dedicaban a las tareas de gobierno y a actividades militares, deportivas y cineg�ticas. El comercio era competencia de los periecos, hombres libres sin poder pol�tico, y la agricultura y el resto de actividades productivas quedaban en manos de los ilotas, que constitu�an la mayor parte de la poblaci�n.
La forma de gobierno era la diarqu�a con poderes militar y religioso, pero la verdadera autoridad resid�a en el Senado, llamado Gerusia, que estaba compuesto por 28 ancianos de m�s de 60 a�os.
El r�gimen militarista trataba de mantener el control de la minor�a dominadora sobre la mayor�a de la poblaci�n esclavizada y para conseguirlo implantaron un r�gimen educativo muy estricto que se aplicaba desde el nacimiento. Toda la poblaci�n, incluidas las mujeres, era instruida en las virtudes castrenses, la sobriedad en las costumbres y la afici�n por el ejercicio. Los matrimonios se admit�an por su funci�n reproductora y aquellos que resultaban est�riles se disolv�an. Los ni�os que nac�an d�biles eran abandonados para que murieran y los sanos se entregaban al Estado para su educaci�n.
�J�venes espartanos adiestr�ndose�. Edgar Degas. National Galery.
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Esparta alcanz� la hegemon�a en Lacedemonia en el siglo VIII a. C. y se constituy� en su capital. Fund� la colonia de Tarento en el sur de Italia, sin embargo a partir del siglo VI a.C. se aisl� del exterior prohibiendo los viajes y reduciendo el comercio al m�nimo. De ah� que su influencia en la econom�a griega fuera muy inferior a otras muchas polis.
Esparta no quiso adoptar la moneda de metales preciosos y las que circulaban eran de hierro con un valor facial inferior al del material que las compon�a, porque se las templaba con vinagre para que el metal no pudiera reutilizarse. Adem�s, eran grandes y pesadas para dificultar los robos y evitar el acaparamiento.
A partir de finales del siglo III a. C. aparecieron escasos ejemplares de plata.
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Tetradracma batido entre 227-222.
Anverso: Cabeza diademada de Cleomenes III, rey espartano.
Reverso: Estatua de Artemisa blandiendo una lanza en su mano derecha y sosteniendo un arco en la izquierda con las letras griegas alfa y lambda a ambos lados.
Al principio del siglo II a. C. la Liga Aquea oblig� a Esparta a unirse a la coalici�n de ciudades y se alteraron las costumbres espartanas, al menos, durante un tiempo. Se emitieron monedas con los s�mbolos de la Liga
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Hemidracma acu�ado en el seno de la Liga Aquea entre 175-168 a. C.
Anverso: Cabeza laureada de Zeus con orla de puntos.
Reverso: Monograma en el centro y las letras Υ Α Ε Λ dentro de una corona de laurel.
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Hemidracma batido en el seno de la Liga Aquea entre 175-168 a. C.
Anverso: Cabeza laureada de Zeus.
Reverso: AX monograma, Cabezas de los Dioscuros a cada lado, LA encima, QE abajo, todo dentro de una corona de laurel.
Las tensiones de los espartanos con sus aliados se recrudecieron y la ciudad fue atacada por la Liga. Roma intervino defendi�ndola y qued� vencedora, pero Esparta y su filosof�a de vida quedaron muy debilitadas pasando a ser una ciudad de segundo nivel.
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Hemidracma batido hacia 85 a. C.
Anverso: Cabeza laureada de Zeus.
Reverso: Cabezas de los Dioscuros (C�stor y P�lux) a ambos lados de un monograma AX, una I sobre una L arriba y E Y abajo, todo rodeado con una guirnalda de laurel.
http://wildwinds.com/coins/greece/laconia/lacedaemon/SNGCop_592.jpg.
Bronce emitido entre 35-31 a. C.
Anverso: Cabezas de los Dioscuros con gorro laureado.
Reverso: Las letras L-A, dentro de una corona de laurel.
Bibliograf�a
�Historia Antigua�. A. Santamar�a. Textos Prensa espa�ola.
�La Iliada�. Homero. Ediciones Petronio S. A.
Pr�ximo art�culo: Argos (La primera ciudad helena)
Jos� A. Jim�nez Peris